La herencia,
la memoria, de los miles,
que son uno y
sus sueños no han muerto.
Somos los
ecos de los nombres de los miles,
De su ideales
de sus sentimientos,
De sus vidas
segadas a golpe de hierro.
Guarda
silencio en su palco, el General,
es una momia
con la cara fija.
Su
taxidermista particular a duras penas logra mantener su sonrisa.
Ojos secos
bajo sus gafas negras, mente enjuta,
manos secas,
boca abierta.
a sus hordas
va pasar revista,
se respira,
parece que se prepara una nueva carnicería.
Martillean
las botas en la plaza Libertad.
Parece que
tiemble en suelo de su fuerza;
que corte la
respiración, de autenténtico terror,
que vacíe
los sesos de tanto silencio posterior.
Y silencio en
las bocas del pueblo espectador,
silencio
entre las ruinas de sus sueños truncados,
sueños de
libertad para siempre condenados
ya tienen el
patíbulo preparado
Guarda vela
en su palco, el General.
Es estatua de
cera, homenaje a la muerte de más larga guadaña.
Un mar de
cascos brillando al sol de Mayo,
mostrando
pleitesía, esperando la cacofónica voz de mando:
van a pasar a
cuchillo al diferente, al contrario.
Somos los
ecos de los nombres de los miles, de los muertos
De su ideales
de sus sentimientos,
De sus vidas
segadas a golpe de hierro.
La herencia,
la memoria de los miles
Que son uno y
sus sueños no han muerto.
Coma
profundo, General.
Electrocardiograma
plano.
¿Me oye? ¿Me
oye, general?
Está absorto
en los gritos de sus sótanos,
Esos rostros
que sus manos asesinaron,
esas madres
con sus armas de memoria
Que gritan
siempre a la puerta de palacio.
Lletra Sebas,
música Ghetto.
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