Tiempo
tierra
cayó en dos ojos;
invertida
montaña,
valle
precipitado
que
pinta verdes.
Ojos que vieron
los
días pasados,
las
procesiones de tardes,
las
hojas volando.
Tanto
queda en los ojos
que
se escabulle en su lago curvo
hundiéndose
sin ruido en el fondo
y queda,
agazapado,
como
esperando volver,
ahí,
comparte
lecho con otros
recuerdos
hundidos,
que
crean el fondo
que
sustenta la persona.
Javier Sebastián Redó. El reverso del saco
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