Hay
quien como
cazador
nocturno
busca
corazones.
La
presa
ha
abierto sus entrañas
para
dárselo
y
se aleja
ya
solo palpitando con sus pasos.
Entonces
él
coge
un
martillo,
y
rompe el corazón
sobre
la mesa.
Lo
destroza.
Cuenta
los cristales del corazón,
los
ordena,
los
clasifica,
luego
llora
por ellos.
Como
cazador tiene trofeos:
Colecciona
en sus estantes
pequeños
botes etiquetados
que
contienen los añicos.
Los
estantes forman ya
una
larga galería.
Al
final de los años,
cuando
no dan más de si sus piernas,
que
ya no puede salir de cacería,
abre
los botes,
mezcla
los cristales
para
construir con los trozos
un
corazón que por él
palpite.
palpite.
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